El día D, por el derecho a tener dos tetas

por soylalarva

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19 de octubre y ya llevamos todo el mes empalagando desde los escaparates y los anuncios  de la TV.  Que se sepa, por si no lo sabían, odio los globos rosa.

Por suerte la radio está aducida por los acontecimientos políticos y las mutiladas hemos pasado a un plano menor, aún así, sabemos que una de cada 8 de nosotras tendremos cáncer de mama, por si no teníamos presente la cosa de los números con que se cuenta el todo o nada.

Si hoy te toca entrar o salir de un hospital las postulantes, y tengo amigas entregadas a la causa, te amenazarán con clavarte un lazo rosa en la clavícula.

«Hoy mejor me visto de negro» me dice Grettel K y la entiendo, más que nada porque nos toca, échale la culpa a Suddeck, por entrar y salir hoy, de un centro de salud.

Pero vamos despertando y también vamos exigiendo. La Plataforma E730 reclama el derecho a la reconstrucción de mama tras un cáncer en un tiempo de espera razonable. ¿Por qué? Pues  porque no podemos esperar cinco años para volver a tener dos tetas, las que quieran volver a tenerlas. Habrá quien le parezca que lo queremos todo y ya. Los protocolos mandan y nos obligan a vernos desfiguradas, raras, desconocidas, asimétricas frente a nuestros espejos por un tiempo que se hace más que largo un penar, son los protocolos que nos determinan a que tipo de reconstrucción tenemos derecho y cuando. No a todas nos hacen una masectomía radical (al tanto, que el puto corrector escribe vasectomía cuando escribo masectomía), pero no por ello estaremos menos mutiladas, no porque te hayan quitado cuarto y mitad no vamos a necesitar una reconstrucción digna. A las pacientes se nos aplica el protocolo por igual, nos iguala y nos confunde, no todas somos la misma, aunque nos endilguen el color común del algodón de azúcar.

Tampoco cuentan con las enfermedades asociadas a los tratamientos, que sufrimos en silencio, porque ya hemos pasado lo peor o porque la metástasis acecha o porque es un hecho. Si estás de baja laboral, los gastos para esos cuidados, catarros eternos, dolores óseos, nieblas tóxicas y depresivas, vitaminas para los sistemas inmunológicos quebrantados para siempre,  cosmética para no asustar, el propio tratamiento posterior que sumará casi siempre cinco años más y sus consecuencias, medicamentos que te vienen bien pero no se incluyen en tu receta, corre de tu cuenta. También la alimentación sana, el ejercicio físico, que prevenir es gastar, digo curar. He leído hoy un estudio que dice que nos gastamos 450 euros al mes en estas cosas del seguir viviendo y engrosar las filas de las supervivientes de larga duración. Como arrieras somos, sabemos el sueldo de una baja laboral, eso, la que la tenga y pueda disponer.  Sin comentarios.

Todo esto sin quejarnos,  que son 250.000 casos al año los que se diagnostican en el mundo mundial. Y tenemos mucha suerte, por eso voy a hacer caso a una propuesta que leí en un muro que frecuento.  Verán,  se proponía a riesgo del coma etílico tomarse un chupito cada vez que te asaltara una propuesta teñida de rosa… las hay para todos los gustos, puede usted correr, puede usted ponerse unas gafas de color, una pulsera monísima, puede usted ver estrellas de las pantallas con su pañuelo rosa chicle (ya podía ser un tono menos pegajoso) puede oír de batallas contra la vida y la muerte, luchadoras revividas dando gracias a la vida.

De lo que se trata, al final es de eso, de ponerle ganas y actitud, de plantar batalla desde una misma, desde una misma, cada una con lo suyo, que ya es.

Un chupito va, me pido vodka…nos tomamos otro?