El punto de la doctora G
por soylalarva
Me preguntas qué espero del oriente.
Noticias de mis naves, no. Tampoco
la solución feliz de la contienda.
Nada aguardo aunque envíe mensajeros.
Ni un milagro ni el brillo de un diamante.
Me engaño solamente, y eso basta.
Julio Martínez Mesanza «Europa»
Incluyo en mi vocabulario hospitalario palabras desconocidas hasta ahora para mí; PIC, Simulación, Consejo Genético, Radioterapia.
La mujer que abre mi PIC, (que es un catéter que asoma por mi brazo y entra por mi vena azul marino de yonqui, directo al corazón) se llama Camino. Una vez se acostumbra una, te paseas por las consultas y los pasillos del hospital y te entregas a camillas y tacs, enfermeras y salas de espera con resignación. La automatización completa hace que todo parezca más fácil.
Neus lo decía; «allí en el campo había que aprender el oficio.»
Esto no es Ravensbrück querida Neus, pero también hay que aprender el ofico.
Subo y bajo por los pasillos del hospital, al sótano -2. Acudo a mi cita con la Simulación. La doctora G va a explicarme mi tratamiento de radioterapia. La doctora G lleva la armadura pulida, tanto que me veo reflejada, chiquita, con la mirada perdida y el cuerpo escuchimizado al lado del suyo, desbordante de salud y kilos. A la doctora G, se le ve el yelmo de lejos. Orgullosa, bruñida, como una alcachofa, inabarcable, no hay ningún resquicio por donde llegue la desesperación de la enferma que después de un año de ir y venir por pasillos con rayas verdes y amarillas y exponerse a todo tipo de pruebas, operaciones y salas de espera, tiene el humor más negro que la boca de un lobo, echa espumarajos verdes por la nariz, pestes vitriólicas por la boca y rayos de dioxina por los ojos.
La doctora G escucha con condescendencia mi discurso anti radioactivo, nuklear no gracias, y es entonces, para zanjar el tema, cuando aparece el Santo Protocolo del Hospital. Amén. Cuando le digo que tengo que pensármelo y pido un informe por escrito, que me explique realmente la magnitud de mi tragedia, la distancia entre nosotras se abre como un foso llenito de cocodrilos y pirañas. La piraña de la duda, el cocodrilo de la segunda opinión. Y me dice lo mismo que me dijo un médico cuando yo era más joven y más tierna y madre moría de cáncer o a causa de los tratamientos a ojos vista en este mismo hospital lleno de rayas amarillas y verdes y yo inocente de mí, le pregunté a un médico que solo nos daba malas noticias que por qué, si la medicina le había ayudado a vivir, no le podía ayudar a morir. “A ti lo que te pasa es que estás deprimida”, me dijo aquel. Y hoy, 20 años después, la doctora G, me repite lo mismo, en el mismo hospital, mira qué bien.
A eso le llamo yo cerrar un círculo.
[…] La piraña de la duda, el cocodrilo de la segunda opinión, esas bestias que tanto molestan a los médicos graves. […]
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Hola Susana:
Se que mis palabras te van a sonar huecas, pero no tienes porque cerrar el circulo de la misma forma.
Ya sé que la lucha que estas viviendo agota, pero saca fuerzas de donde ya no las tengas y sigue luchando lo primero por ti y lo segundo por ti también, que seguro que un día no muy lejano te ríes de todo esto.
Como te dije no hace mucho, estamos lejos y no me conoces pero la energía llega a todas partes, o por lo menos eso quiero creer, así que, ahí va mi montón de energía positiva.
Cuídate mucho guapa!
Besos, Silvia
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no sufras que el círculo no era el que tú supones, si no el de ; a ti lo que te pasa es que estás deprimida…como si me faltaran las razones, hace 20 años o hoy mismo…yo no he pensado en morirme, tal vez dentro de otros 20 años, pero no ahora ni mañana ni pasado mañana. gracias por leerme, gracias por el empuje, si tú puedes yo puedo, eso dice mi hijo y él sabe mucho
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que lindo lo que escribes es un mensaje lleno de luz y es asi como dices la buena energia se expnade por el cosmo y todos la recibimos con la esperanza de a traves del dolor volvernos mas abia en cuanto como sufrir menos y con amor y contencion se la pasa mejor porq nos sentimos acompañadas desde el afecto
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te sigo con una admiración que no puedes ni imaginar de una desconocida… y con desesperación por no poderte ayudar… me gustaría tener el poder sufiente para hacerlo, aunque fuera con las palabras, con esas que tú manejas tan bien, pero no sé, así que sólo te puedo decir eso que suena a nada: ánimo, y algo que suena a mucho: entre todas las luces… siento que brilla una… y alguien me besa la nuca sin estar aquí… Muchos besos.
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Muy curiosa la manera de resumir la vida de una persona en la frase «A ti lo que te pasa…». Y que tengamos que escucharla de quien apenas conoce nuestra realidad…
Susana, tú to’palante!
Un abrazo!
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si él dice que puedes es porque puedes ,hay un momento en que los padres tenemos que escuchar a los hijos y dejarnos llevar por ellos, ahora le toca a él ir un pasito por delante dentro de poco seras tú la que vuelva a ir delante así es como se hace camino y se vive la vida.
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Felicidades por seguir siendo tu, a pesar de todo, y por tu cuestionamiento personal al protocolo…te dejo el mío, por si te apetece leer http://eneltatami.wordpress.com/2012/12/16/incertidumbre/
Suerte!
Imma
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¿ves como no estamos locas? yo sabía que no era la única! fuerza y adelante!
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